La antiglobalización es un movimiento socio-político creado por un grupo muy heterogéneo de individuos (marxistas, ecologistas, antimilitaristas, sindicatos, ongs,...) y organizaciones cuya única finalidad es luchar contra la globalización económica neoliberal que se nos quiere imponer.
Orígenes del Movimiento de Antiglobalización
La publicación de los términos del AMI fue el detonante para la creación de diversas plataformas y ONGs que están en contra de la globalización económica. Gracias a organizaciones especializadas, que actúan como grupos de presión mediática y política, aquellos que se oponen a la política de la OMC, el FMI y el Banco Mundial han conseguido hacer llegar el mensaje de que otro mundo es posible si se opone un control exhaustivo, estatal y/o ciudadano, a las actividades de las corporaciones multinacionales, así como un intenso programa de redistribución de la riqueza a escala mundial.
Internet y la antiglobalización
La red de redes, nacida y desarrollada bajo un espíritu libertario que sólo se comenzó a truncar con la irrupción masiva de capital a mediados de los años 90, ha sido el vehículo ideal para canalizar las propuestas de los grupos y asociaciones que se oponen al modelo neoliberal. Ese espíritu libertario perdura en las webs de contrainformación y en las plataformas digitales que cada organización posee. Gracias a ellas, las protestas de Seattle, Gotemburgo o Génova, así como la cumbre alternativa de Porto Alegre, han podido ser planeadas y ejecutadas a nivel internacional.
¿Quiénes componen el movimiento?
La novedad fundamental del movimiento antiglobalista con respecto a otros movimientos más o menos contestatarios es su composición heterogénea. ONGs, sindicatos, grupos ecologistas, grupos indigenistas y destacados intelectuales cristianos y progresistas han sustituido a los partidos políticos en cuanto a participación política ciudadana, lo que causa recelo entre la clase política tradicional. Algunas de las organizaciones más importantes en la lucha contra la globalización son ATTAC, Human Rights Watch, Amnistía Internacional, Greenpeace o International Forum on Globalization. La organización puntera en la lucha contra el pensamiento neoliberal es ATTAC (Acción por la Tributación de Transacciones Financieras y Ayuda al Ciudadano). Para empezar, es en ATTAC donde se encuentran dos de las voces más autorizadas y destacadas en el tema. Susan George es la autora del controvertido y brillante Informe Lugano, y sus intervenciones en debates suelen ser demoledoras. Por su parte, Vivianne Forrester es la autora de El horror económico y Una extraña dictadura. ATTAC propone como medida obligatoria la Tasa Tobin. Se trata de un impuesto del 0'5% sobre las transacciones entre multinacionales que devendría en ayuda económica a las naciones más desfavorecidas. Fue formulada por el economista estadounidense James Tobin, premio Nobel de economía en 1981. Lionel Jospin, líder del socialismo francés, ya ha demostrado su interés por situar la Tasa Tobin en su agenda política.
¿Qué proponen?
Las propuestas de los antiglobalistas incluyen la condonación de la deuda externa a los países del Tercer Mundo, que impide su desarrollo económico; la gratuidad de la escolarización y las medicinas (especialmente en casos de pandemia como el sida en África o el cólera en Centroamérica); la tasación sobre las transacciones transnacionales (Tasa Tobin); las restricciones a la retirada de capital o un nuevo flujo económico igualitario capaz de abolir las condiciones de semiesclavitud que imponen ciertas multinacionales a la población infantil asiática.
Sin embargo, entre las medidas puramente económicas también hay otras de carácter ecologista, como la progresiva desaparición de armas y plantas nucleares, una moratoria a la deforestación masiva en Sudamérica o el establecimiento de santuarios ecológicos.
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